Antes de que el calor y la falta de lluvias de este último año conviertan este título en algo serio de lo que preocuparse, me explico:
Es tiempo de sequía cuando una siente que se marchita, que se preocupa por aquello que sólo existe en su cabeza o que, por cierto que sea, no debiera ocupar ni un sólo segundo de su vida.
Así que, en tiempo de sequía, hay que echar mano de las reservas y, por eso, hoy vengo con algo que guardo desde septiembre y que, por mil razones (como siempre, articuladas en torno al miedo), no he compartido hasta ahora. Continuar leyendo
Aquellas mañanas ajetreadas, de la cocina a la habitación, con el tiempo justo, al compás de quien nos ayudaba a prepararnos a mi hermano a mí, todavía pequeños, mientras del baño llegaba el murmullo de la radio que mi padre escuchaba mientras se afeitaba.
Otras mañanas, éstas más tranquilas, sosegadas; mañanas de fin de semana en las que los niños (y qué poco cambian algunas cosas) nos despertábamos antes que los mayores y corríamos a su habitación y, allí, cuatro en una cama, escuchábamos el programa de niños de Radio Popular.
Tengo los fogones en marcha. Toda la batería de cocina a pleno rendimiento y el chup-chup de las primeras recetas va llenando el ambiente de aromas largamente deseados. Poco a poco, voy aprendiendo que las prisas no me convienen y que, al igual que en la cocina, en la vida (y en el blog) también es mejor trabajar a fuego lento. En muy poco tiempo espero poder enseñaros todo lo que estoy cocinando: libros, viajes, heroínas 2.0., recetas…
La radio anuncia lluvia, mucha lluvia. El invierno nos llega por el oeste con viento, nubes, agua y olas gigantes. Y viene para quedarse; por lo menos los próximos días.
Pero yo, que soy amante del sol, la luz y el viento sur, sonrío, porque hace tiempo que decidí que me gustan las personas que lo hacen cuando llueve.
Todo empezó con una canción que escuchaba el lunes en la radio; A house is a home de Ben y Ellen Harper. La escuché y me atrapó. Luego vinieron Fórmulas y Dreams con sus Inspiring Pics y el recuerdo de la presentación de Mi casa en cualquier parte. Y hoy me ha asaltado. Estaba terminando de prepararme para salir cuando se ha encendido una luz dentro de mí. Y un nuevo post ha llegado, uno de esos que no piden permiso y que tampoco piensan en ponerse a la cola del plan del blog. Uno de esos que te dejan tan a gusto que una sonrisa te llena la cara y sientes palmadas en el corazón. 😀
En los últimos doce años he vivido en seis casas diferentes. En todo este tiempo, cada una de las casas en las que he vivido se ha convertido en mi hogar, independientemente del tiempo, dinero o ilusión que haya dedicado a amueblarlas y decorarlas, incluso independientemente de las razones que me hayan llevado a sufrir una nueva mudanza.
La casa en la que vivo ahora tampoco es la definitiva; no sé cuánto tiempo más estaré en ella, dependerá de lo que la vida me vaya deparando, pero lo que sí sé es que, hoy por hoy, es mi casa, es mi hogar.